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Elecciones
¿Qué puede pasar entre el día de las elecciones y la toma de posesión?
John Emerson
Vicepresidente
Matt Miller
Economista político

A menos de dos semanas de las elecciones presidenciales, los estadounidenses están deseosos de que la agitada campaña política llegue a su fin. Sin embargo, si nos atenemos a lo que ha ocurrido en otras ocasiones, el 5 de noviembre podría ser solo el principio.


«Hay bastantes posibilidades de que no conozcamos el resultado el mismo día de las elecciones», afirma John Emerson, vicepresidente de Capital Group International y exembajador de Estados Unidos en Alemania. «Si el resultado final es muy ajustado, y la mayoría de las encuestas parecen indicar que así será, el recuento de los votos podría llevar muchos días, sobre todo el voto por correo, mecanismo que ha ido ganando adeptos entre los electores desde las elecciones de 2020, marcadas por la pandemia».


Un largo camino hasta la Casa Blanca


El gráfico representa una línea temporal de fechas importantes entre el día de las elecciones y el día de la investidura en Estados Unidos. 5 de noviembre Día de las elecciones: Los votantes emiten su voto y los estados nombran a los compromisarios. 5 de noviembre - 17 de diciembre: Los gobernadores estatales certifican los resultados electorales.  El proceso puede llevar hasta cinco semanas. 16 de diciembre: Fecha límite para resolver cualquier posible litigio relacionado con la certificación estatal de los resultados electorales. 17 de diciembre: Los miembros del Colegio Electoral emiten su voto en función de los resultados del voto popular de cada estado. 25 de diciembre: Los votos electorales han de entregarse en el Senado en un plazo máximo de nueve días desde la reunión de los compromisarios. 6 de enero: Si ningún candidato a la presidencia recibe 270 votos electorales, la Cámara de Representante elige a un ganador. 20 de enero, día de la investidura: El presidente electo jura el cargo.

Fuente: Capital Group, Archivos Nacionales.

También puede ocurrir que uno de los candidatos obtenga una ventaja lo suficientemente importante como para que el resultado llegue a conocerse la misma noche de las elecciones o al día siguiente, tal y como ocurrió en 2016. Si eso no ocurre, hay cinco cosas que hemos de tener en cuenta mientras los estadounidenses eligen a su próximo presidente.


1. Ciertas certezas en la incertidumbre


El 5 de noviembre es solo el comienzo de un proceso que se prolongará durante varias semanas. Por ejemplo, los gobernadores de cada estado se encargan de la certificación de los resultados electorales. Dicho proceso se inicia a mediados de noviembre y puede llevar hasta cinco semanas.


El llamado Colegio Electoral, compuesto por 538 compromisarios que determinarán el resultado, debe emitir su voto en función del voto popular de cada estado antes del 17 de diciembre. Es necesaria una mayoría simple para ganar la presidencia, es decir, un mínimo de 270 votos electorales. En caso de conflicto o de litigio relacionado con la votación, el recuento de votos o el proceso de certificación, deberá resolverse antes del 16 de diciembre para que los compromisarios puedan hacer su trabajo. Si ningún candidato logra 270 votos electorales, la Cámara de Representantes de Estados Unidos será la encargada de elegir al próximo presidente. El día de la toma de posesión será el 20 de enero.


Emerson, quien ha trabajado en diversas campañas políticas desde la década de 1980, señala que los estadounidenses deben tener paciencia y dejar que el proceso se resuelva por sí solo.


«Tal y como hemos visto en otras elecciones, podría haber mucha incertidumbre en los próximos días, lo que podría reflejarse en un nivel elevado de volatilidad de los mercados», afirma. «Pero el día de la investidura tendremos un presidente, y creo que tendremos una transición pacífica de poder. Aunque es cierto que quizás tardemos más de lo que nos gustaría».


2. Se espera una auténtica batalla legal


Además del tiempo que se necesita para contar los votos, lo más probable es que también haya muchas peticiones de recuento adicional y cientos de recursos judiciales, añade Matt Miller, economista político de Capital Group y exasesor senior de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca.


De hecho, según un análisis publicado el pasado 15 de octubre por Bloomberg News, ya se han presentado más de 165 demandas relacionadas con las elecciones de 2024. Se espera una auténtica batalla legal con litigios relacionados con los métodos de recuento, la recogida de los votos por correo y la identificación de los votantes, entre otras cuestiones.


«El candidato que pierda se enfrentará a una reñida carrera hacia la presidencia», afirma Miller. «Los inversores han de estar preparados para todo tipo de declaraciones públicas, litigios en masa y una gran dosis de incertidumbre desde el 5 de noviembre hasta el 20 de enero».


«En mi opinión, los resultados siguen estando muy reñidos», continúa Miller. «Las dos últimas semanas de campaña serán cruciales. La mayoría de los ciudadanos ya han decidido a quién van a votar, así que mucho dependerá de qué partido moviliza mejor a sus bases».


3. El cómputo del voto por correo llevará tiempo


El voto por correo será una de las cuestiones más controvertidas. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, en las elecciones de 2020, en plena pandemia de COVID-19, el 43% de los estadounidenses votó por correo, una cifra sin precedentes. Este porcentaje cayó al 32% en las elecciones legislativas de 2022, pero sigue estando por encima de la media histórica, según el análisis realizado por al Instituto Tecnológico de Massachusetts.


Si la tendencia se mantiene, el día de las elecciones habrá un importante número de votos por correo que no se habrán certificado ni contabilizado aún. Algunos estados, como el importante estado bisagra de Pensilvania, no permiten procesar los votos por correo hasta el mismo día de las elecciones, por lo que casi con toda seguridad los resultados no se conocerán hasta más tarde.


Así ocurrió en 2020, cuando parecía que Trump iba ganando en la noche electoral, pero el presidente Joe Biden se le adelantó en los días posteriores. Y así podría ocurrir en esta ocasión, que Trump se pusiera en cabeza el 5 de noviembre, pero Harris recuperara terreno después, porque lo cierto es que, normalmente, el voto por correo tiende a ser más demócrata que republicano. Por el momento, y según los datos recopilados por el Laboratorio Electoral de la Universidad de Florida, el 47% de los votos anticipados corresponden al Partido Demócrata y el 33% al Partido Republicano.


En un caso extremo, como ocurrió en las elecciones del año 2000 entre el gobernador de Texas George W. Bush y el vicepresidente Al Gore, será el Tribunal Supremo el que decida el resultado de las elecciones. El 12 de noviembre de 2000, 35 días después de las elecciones, los magistrados decidieron por cinco votos a cuatro interrumpir el recuento adicional de votos en Florida, lo que dio finalmente a Bush 271 votos electorales, uno más de los que necesitaba para acceder a la Casa Blanca.


4. Los nuevos recuentos son poco frecuentes y no suelen cambiar el resultado electoral


El proceso de comprobación o nuevo recuento de los votos acapara muchos titulares, pero no se da con mucha frecuencia y no suele cambiar el resultado de la carrera electoral. Por ejemplo, en la mayoría de las elecciones estatales no llegan a realizarse recuentos adicionales de votos. Según el análisis de FairVote, una organización no partidista que trabaja en el ámbito de la reforma electoral, del 0,5% de los procesos en los que se realizó un recuento adicional de votos, el 92% de ellos no cambió el resultado inicial.


Entre los 6.929 procesos electorales incluidos en el estudio, se realizaron 36 nuevos recuentos de votos y en solo tres de ellos cambió el resultado. En los tres, el margen inicial de victoria era inferior al 0,06%, lo que parece indicar que las probabilidades de anular unas elecciones a causa de un recuento adicional de votos son muy bajas.


5. Según los datos históricos, las consecuencias para la inversión son mínimas


Los inversores a largo plazo han de recordar que, históricamente hablando, la estructura de poder político en Washington D. C. no ha tenido un impacto tan evidente en el rendimiento de los mercados de renta variable.


Entre 1933 y 2023, con gobiernos unidos y divididos, la rentabilidad media anual del índice S&P 500 se ha situado en un rango de entre el 11% y el 14%. Un Congreso dividido, como el que tenemos actualmente, ha generado una rentabilidad media del 13,7%.


La renta variable estadounidense ha obtenido buenos resultados independientemente de quién haya ganado las elecciones


El gráfico de barras horizontales muestra la rentabilidad del índice S&P 500 por partido político un año después del día de las elecciones desde 1984 hasta 2020. Los iconos del elefante y el burro representan las presidencias republicana y demócrata, respectivamente. En 1984, los republicanos se impusieron y la rentabilidad fue del 15,0%. En 1988, los republicanos volvieron a imponerse y la rentabilidad fue del 27,2%. En 1992, ganaron los demócratas y la rentabilidad fue del 13,4%. En 1996, los demócratas volvieron a imponerse con una rentabilidad del 34,5%. En 2000, los republicanos recuperaron el poder y la rentabilidad total cayó un 21,0%. En 2004, los republicanos mantuvieron su mandato y la rentabilidad fue del 9,4%. En 2008 y 2012, ganaron los demócratas y la rentabilidad fue del 6,9% y el 26,8% respectivamente. En 2016, los republicanos recuperaron el poder y la rentabilidad fue del 23,7%. En 2020, los demócratas volvieron a imponerse con una rentabilidad del 40,4%. Un recuadro muestra una rentabilidad media del 17,6% durante todo el periodo, lo que demuestra que la renta variable estadounidense ha obtenido buenos resultados con independencia de quién haya ganado las elecciones.

Fuente: RIMES, Standard & Poor's. Información a 30 septiembre 2024.

En épocas más recientes, los mercados han ofrecido unos resultados aún mejores un año después de las elecciones, con un máximo del 40,4% tras la contienda de 2020. Los resultados más negativos se registraron tras las elecciones del año 2000, cuando el índice cayó un 21,0%, mientras que la rentabilidad media desde 1984 era del 17,6%.


«Al final», afirma Miller, «a los mercados financieros les preocupa más la certeza de los resultados electorales que quién acaba ocupando la Casa Blanca o controlando el Congreso».


Aunque nadie sabe exactamente qué es lo que va a pasar entre el día de las elecciones y el día de la investidura, los inversores tendrán que estar preparados para enfrentarse a cierta volatilidad a corto plazo, lo que aconseja una perspectiva a largo plazo.



John Emerson es vicepresidente de Capital Group International, Inc. y lleva trabajando en Capital Group desde el año 2000. Entre los años 2013 y 2017 fue embajador de Estados Unidos en Alemania. Anteriormente, presidió el área de servicios para clientes privados de Capital Group.

Matt Miller es economista político de Capital Group y anfitrión del podcast de Capital ideas. Anteriormente fue asesor senior en McKinsey, columnista y autor del Washington Post, anfitrión del programa "izquierda, derecha y centro" de la radio pública, y asistente de la Casa Blanca de Clinton. Es licenciado en Derecho por Columbia y licenciado en Economía por Brown.


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