La deuda emergente registró sólidos resultados durante el cuarto trimestre, ya que la Reserva Federal se mostró más partidaria de una política monetaria expansiva ante la desaceleración de los datos económicos. Los mercados de riesgo repuntaron en respuesta a la posibilidad de que los recortes de tipos se iniciaran en 2024 antes de lo previsto. Tanto la deuda emergente denominada en divisa local como la denominada en divisa extranjera se vieron favorecidas en todas las regiones y segmentos de calificación por el cambio que se registró en el clima de confianza de los mercados.
24 de enero de 2024
Los emisores de deuda de alto rendimiento en divisa extranjera superaron a los emisores con calificación de grado de inversión durante el periodo. Los emisores africanos estuvieron entre los que registraron mayores ganancias, ya que los inversores favorecieron el rendimiento adicional que ofrecen estos créditos a pesar del elevado riesgo de impago.
En lo que respecta a la deuda soberana denominada en divisa local, los emisores latinoamericanos y europeos impulsaron las ganancias gracias a la combinación de revalorización de precios y divisas. Los diferenciales de tipos entre algunos de estos emisores y los títulos del Tesoro estadounidense mantuvieron su atractivo a pesar del reciente cambio de tendencia hacia los recortes de tipos por parte de varios bancos centrales latinoamericanos y de la periferia europea.
De cara al futuro, el posible fin del ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal debería ofrecer un escenario razonablemente positivo para la deuda emergente en 2024. Una orientación más expansiva de la entidad podría favorecer que los bancos centrales de muchos mercados emergentes dirigieran su política monetaria hacia un contexto que refleje mejor las perspectivas económicas de sus respectivos países. Se prevé que la inflación disminuya en las principales economías emergentes a lo largo de 2024, lo que favorecería próximos recortes de tipos.
La reducción de los tipos de interés en los mercados emergentes debería ofrecer un efecto favorable de duración a los titulares de deuda denominada en divisa local. Con ese fin, favorecemos la exposición a la duración local en países en los que continúan remitiendo las presiones inflacionistas y las políticas monetarias adoptan una orientación más expansiva. Muchos de ellos se encuentran en América Latina, como es el caso de Brasil y México, pero también encontramos oportunidades concretas en Asia y África. Mantenemos la prudencia en Europa Central, donde los mercados de renta fija ya parecen descontar futuros recortes de tipos.
En lo que se refiere a los emisores de deuda emergente en divisa extranjera, el sesgo expansivo de la Reserva Federal debería reducir en cierta medida las presiones de financiación externa de las economías frontera de menor calificación. Seguimos identificando oportunidades de valor en un número limitado de estos títulos de deuda, en los que los elevados rendimientos y unos diferenciales razonablemente amplios ofrecen protección frente a la posible volatilidad y el alto riesgo de impago.
También encontramos oportunidades de valor en ciertos emisores de deuda corporativa emergente denominada en dólares, que presentan unos fundamentales favorables. La representación geográfica y la estructura de riesgos de la deuda corporativa emergente son muy diferentes a las de la deuda soberana, lo que nos ofrece un elemento de diversificación.
En términos generales, las perspectivas del mercado de deuda emergente resultarían más favorables si la Reserva Federal se embarcara en recortes de tipos más tempranos y agresivos de lo que esperan los mercados. Dicho esto, es necesario mantener la prudencia, ya que los mercados emergentes aún han de enfrentarse a la desaceleración del crecimiento de la economía mundial, la continua incertidumbre geopolítica y un apretado calendario electoral.