En nuestro último artículo de la serie Un paso por delante , analizamos las oportunidades que pueden encontrar los inversores de renta fija en lo que probablemente siga siendo un entorno favorable para la clase de activos.
La capacidad de resistencia estructural y cíclica que ha mostrado la economía estadounidense le ha permitido evitar, por el momento, la recesión. De hecho, los datos económicos apuntan ahora a un regreso de la economía a la fase intermedia del ciclo. Si a ello le unimos la ralentización que ha registrado la tendencia de reducción de la inflación, todo parece indicar que la Reserva Federal continuará recortando los tipos de interés, pero lo hará a un ritmo más lento y en menor medida de lo inicialmente previsto por el mercado.
Por su parte, este contexto podría favorecer a los activos de riesgo en general: los rendimientos y los diferenciales se moverían en un rango estrecho y los tipos registrarían una volatilidad relativa. Por lo tanto, lo más probable es que el carry (las rentas), más que la duración, se convierta en el componente principal de los resultados de la renta fija.
En la actualidad, mostramos preferencia por el crédito de grado de inversión de mayor calidad, ya que pensamos que este segmento ofrece un mayor valor relativo gracias a la reducción de los diferenciales. Tal y como podemos comprobar en el siguiente gráfico, el diferencial entre los títulos con calificación A y BBB es muy reducido en términos históricos, lo que significa que los inversores están recibiendo una escasa compensación por el riesgo de crédito adicional que asumen al invertir en títulos de menor calidad. Una de las áreas de mayor calidad en las que estamos identificando oportunidades de inversión interesantes es el sector farmacéutico. Actualmente es posible acceder a los títulos de deuda de este sector, tradicionalmente defensivo, sin tener que sacrificar tanto diferencial frente al mercado en general como era habitual en el pasado.