Los datos señalan que, aunque la política fiscal y monetaria tiende a flexibilizarse de forma moderada durante los años electorales, las consecuencias en las tendencias macroeconómicas subyacentes no han sido especialmente acusadas.
No obstante, es posible que los países con menor solidez institucional experimenten un efecto más pronunciado y duradero, lo que podría resultar clave en un año con tantos procesos electorales en los mercados emergentes.
Más de la mitad de la población mundial tendrá que ir a las urnas en 2024, más que cualquier otro año de la historia. Además de en algunos mercados desarrollados, también habrá elecciones en muchos de los principales mercados emergentes, como la India, Sudáfrica, Indonesa y México, así como en otros que podrían estar dirigiéndose hacia una restructuración de su deuda o que están ya inmersos en ella, como Sri Lanka, Ucrania, Pakistán y Ghana.
El mundo se ha enfrentado a cambios importantes en los últimos años, con un aumento de la política industrial, el retroceso democrático y el populismo. Todo ello, combinado con varias guerras en curso, parece indicar que el ciclo electoral de 2024 podría tener un impacto duradero que en el pasado.
Analizamos la influencia potencial a corto y largo plazo, y destacamos las elecciones a las que habremos de estar atentos de aquí a final de año.