La divergencia de las políticas monetarias fue la protagonista en el segundo trimestre. El Banco Central Europeo, junto a otros bancos centrales del G10, redujo la orientación restrictiva de su política, mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra mantuvieron sin cambios sus tipos de interés. Es probable que las consecuencias de estos diferenciales de tipos en las divisas y en las condiciones financieras se conviertan en un tema recurrente en los próximos meses.
Algunos de los grandes bancos centrales han revisado al alza sus previsiones de inflación tras registrar unas cifras superiores a las esperadas en los primeros meses del año. Sin embargo, los datos de inflación más recientes, especialmente en Estados unidos, apuntan a una desaceleración de las presiones inflacionistas, aunque a un ritmo gradual. Aunque las autoridades quieren asegurarse de que la inflación se está realmente reduciendo y acercando al objetivo del 2% antes de actuar, la dirección más probable apunta hacia un entorno de flexibilización de las políticas monetarias en todo el mundo, lo que favorecería a los activos relacionados con la duración.
Los títulos del Tesoro estadounidense cayeron de forma moderada en el segundo trimestre en respuesta al sólido contexto económico y a la revisión de las previsiones de los bancos centrales. En Estados Unidos y el Reino Unido, las expectativas de recortes de tipos de interés se han retrasado al segundo semestre de 2024. El mercado descuenta ya recortes de unos 45 puntos básicos para este año, con 40 puntos adicionales en el caso de Europa. Por el contrario, se prevé que el Banco de Japón continúe endureciendo su política monetaria tras abandonar los tipos de interés negativos. En el tramo largo de las curvas de tipos, en Estados Unidos han aumentado las primas de plazo en respuesta a la preocupación por los déficits presupuestarios y la oferta de títulos del Tesoro, mientras que el aumento de los tipos a más largo plazo en Europa refleja la creciente inquietud en torno a las perspectivas fiscales de la región en un contexto de inestabilidad política.
Seguimos favoreciendo las posiciones orientadas al aumento de la pendiente de la curva ante el próximo inicio de los recortes de tipos de interés por parte de los bancos centrales y la moderación del ritmo de crecimiento económico. Además, esta estrategia podría resultar favorable en un entorno de aumento de los rendimientos a largo plazo como consecuencia de los problemas de suministro derivados de los déficits presupuestarios. Dicho posicionamiento debería contribuir también a mitigar el riesgo de invertir de manera exclusiva en un resultado binario de aterrizaje brusco frente a aterrizaje suave. Aunque existen riesgos de corrección a la baja ante la posibilidad de que los bancos centrales comiencen a subir los tipos de interés, el margen de actuación de los bancos sigue siendo alto dada la orientación restrictiva actual de las políticas monetarias. En términos relativos, favorecemos las posiciones orientadas al aumento de la pendiente de la curva en Estados Unidos frente a las de Europa y el Reino Unido. En lo que respecta al posicionamiento en duración, nuestra posición es más equilibrada, ya que el precio de mercado deja poco margen de error.