Una tregua de 90 días, salvo para China
El presidente Trump ha anunciado una tregua de 90 días con la mayor parte de la comunidad internacional y ha reducido los aranceles a un tipo básico del 10% para la Unión Europea, Asia (con la exclusión de China) y Sudáfrica, entre otros países. Es una buena noticia. La mayoría del resto de economías importantes, como América Latina, Canadá, el Reino Unido y Australia, ya estaban sujetas a aranceles del tipo básico o inferiores.
Por el contrario, en lo que respecta a China, Estados Unidos ha incrementado los aranceles al 145% (a partir del 10 de abril). No parece probable que el gobierno estadounidense vaya a dar marcha atrás en este sentido, ya que no parece haber ninguna otra alternativa clara. Además, una vez que los aranceles alcanzan este nivel, pierden prácticamente todo su sentido, ya que el comercio entre ambos países acaba por interrumpirse.
El impacto de la incertidumbre será más duradero
Aun en el caso de que Trump negocie pronto ciertos acuerdos destinados a mitigar los efectos de los aranceles, debemos plantearnos la posibilidad de que el actual presidente de Estados Unidos siga haciendo caso omiso de las normas históricas a la hora de tomar sus decisiones políticas. Este nuevo enfoque provoca un aumento sustancial de la incertidumbre.
Los participantes en el mercado, los consumidores y las empresas suelen reaccionar a la incertidumbre reduciendo su nivel de riesgo, es decir, disminuyendo el gasto, la contratación, la inversión y las inversiones de riesgo. Si este escenario se confirma, es probable que las previsiones de crecimiento se revisen a la baja, lo que también provocaría la revisión a la baja de los beneficios empresariales.
Cambio de régimen estructural
En el contexto reciente de aversión al riego, hemos visto cómo el dólar estadounidense y los mercados de renta fija y renta variable han caído al mismo tiempo, algo que resulta bastante poco habitual en el mercado estadounidense. A pesar del repunte actual, a más largo plazo podríamos asistir a la revalorización de las primas de riesgo de los activos estadounidenses, incluida la posible diversificación a otros activos distintos a los títulos del Tesoro. Si estamos al inicio de un cambio de régimen estructural, podrían aparecer nuevas oportunidades de inversión y producirse también un aumento de la volatilidad de los mercados.