Tras años de relativa oscuridad, Japón ha vuelto a captar la atención de los inversores este año. El índice Nikkei 225 ha alcanzado un máximo histórico en 2024, y algunos indicios apuntan al final del largo periodo de deflación; sin embargo, tras la inesperada subida de tipos de interés que anunció el Banco de Japón en agosto y el repunte del yen, el índice sufrió su mayor pérdida diaria de la historia y entró en territorio bajista. El índice de la Bolsa de Tokio (TOPIX) se vio igualmente afectado.
Ambos índices recuperaron rápidamente sus pérdidas. El 6 de agosto, el índice Nikkei 225 registró su mayor ganancia diaria de la historia, seguido de cerca por el índice TOPIX.
¿Cómo deben actuar los inversores ante estas fuertes fluctuaciones del mercado? A corto plazo, la rentabilidad del yen y de la renta variable japonesa dependerá, no solo de la política monetaria nacional, sino también de lo que decida hacer la Reserva Federal y de la evolución de los datos macroeconómicos, sobre todo en Estados Unidos. Como siempre, nuestro objetivo es no dejarnos llevar por el contexto actual de inestabilidad y determinar si el reciente repunte de la economía japonesa podría convertirse en una tendencia sostenible con bases sólidas.
Como inversores a largo plazo en la región, consideramos que hay diversos factores fundamentales que podrían favorecer al mercado japonés de renta variable: uno de ellos está relacionado con las reformas en materia de gobierno corporativo, y otro lo encontramos en la reflación, en muchas de sus formas. Esta combinación podría impulsar en última instancia el aumento del gasto de capital y del consumo nacional.
Quizás el factor que explica de manera más evidente el actual repunte de la economía japonesa esté en los esfuerzos que está haciendo el gobierno para modernizar el panorama empresarial del país y eliminar la tradicional resistencia de las compañías a priorizar los intereses de los accionistas. En general, las compañías japonesas mantienen grandes reservas de efectivo en sus balances y, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, muchas de ellas han comenzado a reintegrar parte de ese efectivo a sus accionistas mediante recompras de acciones, una mejor asignación del capital y un proceso de racionalización.
En nuestra opinión, las reformas previstas van a continuar mejorando el gobierno corporativo. En todo caso, la reciente volatilidad podría ejercer una mayor presión para que las empresas protejan sus cotizaciones.
En marzo de 2023, la Bolsa de Tokio (TSE) pidió a las compañías cotizadas que presentaran y aplicaran políticas destinadas a mejorar la rentabilidad, los resultados a largo plazo y las valoraciones, centrándose en la rentabilidad sobre el capital invertido (ROIC), la rentabilidad sobre el patrimonio (ROE) y el aumento de los ratios precio-valor contable por encima de 1.
Hasta ahora, las compañías de mayor tamaño y ratios más bajos han liderado los mercados de renta variable como epicentro inicial de las reformas, lo que ha llevado a Goldman Sachs a acuñar el término «los siete samuráis», para referirse a un grupo de compañías formado por Screen Holdings, Advantest, Disco, Tokyo Electron, Toyota Motor, Subaru and Mitsubishi Corp. No obstante, a medida que el gobierno corporativo vaya mejorando, lo más normal es que vayan registrándose mejoras de rentabilidad en una gama más amplia de compañías, incluidas muchas de nuestras empresas favoritas de mayor calidad, ya que ciertos factores como el crecimiento de los beneficios y el aumento de los ratios de reparto de dividendos irán cobrando mayor relevancia