Si la Reserva Federal se sale con la suya, este ciclo sería el cuarto ciclo de recortes sin recesión.
Por el momento, los datos apuntan hacia la estabilidad económica. Por ejemplo, la tasa de desempleo ha caído ligeramente del 4,3% en julio al 4,2% en agosto. La cifra actual supera al 3,8% del año pasado, que marcó el nivel más bajo de los últimos 50 años, pero no indica un giro brusco del mercado laboral. También se mantiene la creación de empleo. En agosto se crearon 142.000 nuevos puestos de trabajo, una cifra inferior a la esperada, pero positiva.
Por su parte, según el Ministerio de Comercio de Estados Unidos, el producto interior bruto ajustado por inflación creció a una tasa anual del 3,0% en el segundo trimestre de 2024. A 9 de septiembre, el modelo de previsión GDPNow del Banco de la Reserva Federal de Atlanta apunta a un crecimiento del PIB del 2,5% para el tercer trimestre.
El crecimiento económico parece estar moderándose hacia el crecimiento potencial a largo plazo de la economía estadounidense, que nuestros economistas sitúan algo por debajo del 2%, según Atluri. A medida que el crecimiento se ralentiza, aumenta el riesgo de que cualquier imprevisto pueda acercar a la economía estadounidense a una recesión. «Creo que la economía se está ralentizado. Pero no es débil; sigue creciendo a buen ritmo. En mi opinión, durante el próximo año el crecimiento se situará en torno al 2%, muy próximo al potencial a largo plazo», añade.
El fenómeno de las «recesiones escalonadas», caracterizado por ciclos económicos de diferente intensidad en los distintos sectores de la economía, ha contribuido a mantener la solidez de la economía en su conjunto, señala Jones. Y ello pese a que algunas compañías, como el minorista de descuento Dollar General, advierten sobre la reducción del nivel de gasto por parte de su principal base de clientes, que son los consumidores de rentas más bajas.
«Cuando las compañías hablan de ralentización de la demanda, se refieren a que se está reduciendo el crecimiento de sus ingresos», explica Jones. «Ello se debe, en parte, a la reducción de la inflación, especialmente en bienes frente a servicios, donde los precios tienden a ser más rígidos. En conjunto, los gastos en consumo personal ajustados por inflación han seguido creciendo».
El lado positivo de los recortes de tipos
¿Otro motivo para el optimismo económico? La confianza que muestran los consumidores con un alto nivel de rentas. «Tienen trabajo, las cotizaciones están subiendo, sus casas se han revalorizado y han viajado por Europa», señala Jones. Desde principios de año hasta el 18 de septiembre, el índice S&P 500 ha subido casi un 18%.
«Los recortes de tipos deberían favorecer a algunos de los sectores de la economía que son más sensibles a los tipos de interés, como la vivienda, los automóviles, los préstamos al consumo y el castigado sector inmobiliario comercial. Este impulso podría compensar la ralentización gradual del mercado laboral y mantener así las condiciones para que sea posible lograr un aterrizaje suave de la economía», añade Atluri.
Sin embargo, no parece probable que vayamos a asistir a una rápida recuperación de las compras puntuales de gran valor, como las viviendas. «Todos los que quisieron mudarse más cerca de su familia o aprovechar unos tipos de interés cercanos a cero lo hicieron durante la pandemia», afirma Jones. «El inventario de viviendas en venta sigue siendo muy reducido, y el precio de las casas está en máximos históricos. Por lo tanto, a pesar de la ligera reducción de los tipos de interés, el precio sigue siendo un problema, y los propietarios de viviendas con hipotecas al 3% seguirán siendo reacios a cambiar de casa».
En este contexto, Jones encuentra oportunidades de inversión en compañías que ofrecen un potencial de beneficios estable en la mayoría de los ciclos económicos, pero que no se consideran puramente defensivas. Por ejemplo, el potencial de beneficios de una compañía de gestión de nóminas como Automatic Data Processing (ADP) tiende a aumentar con el crecimiento económico y se ha visto menos afectado por las caídas del mercado que los sectores más cíclicos, ya que cuenta con un flujo de ingresos históricamente recurrentes.
Lo mismo ocurre con algunas compañías sanitarias, como los distribuidores de fármacos y algunas empresas de tecnología médica, ya que la demanda de sus productos tiende a mantenerse estable. En general, las compañías sanitarias han tardado en normalizarse tras la pandemia. El control normativo relacionado con las elecciones también ha afectado a sus niveles de valoración, aumentando su atractivo.
Las megatendencias como la inteligencia artificial siguen siendo relevantes en cualquier ciclo económico. «Creo que la inteligencia artificial constituye la mayor revolución tecnológica desde la aparición de internet y que aumentará de manera masiva la eficiencia de las compañías», afirma Jones. A su vez, esto podría marcar un fuerte periodo de crecimiento, similar al crecimiento económico impulsado por la tecnología que vimos en la década de 1990. Resulta difícil precisar con exactitud cuándo se producirán estas ganancias de eficiencia, y podríamos sufrir diversos episodios de volatilidad de los mercados por el camino, pero Jones considera que el potencial de la tecnología es muy atractivo.
La renta fija está de vuelta
Lo que resulta evidente es que los recortes de tipos podrían reducir el rendimiento del efectivo de en torno al 5,0% que los mercados monetarios han venido ofreciendo hasta la fecha. Si la Reserva Federal recorta los tipos en la medida en que espera el mercado, el rendimiento del efectivo podría caer rápidamente por debajo del 3,0% durante el próximo año. Ante la expectativa de una reducción de la rentabilidad del efectivo, los inversores han comenzado a acudir a los fondos de bonos de calidad en 2024.
El entorno actual ofrece un potencial aceptable de rentabilidad para la renta fija. «La inflación está disminuyendo, y la Reserva Federal se centra ahora en respaldar el crecimiento, lo que suele favorecer la inversión en renta fija», afirma Atluri.
La inflación se acerca al objetivo del 2% fijado por el banco central, que cuenta con un amplio margen para recortar los tipos a un ritmo aún más rápido (más incluso de lo que espera actualmente el mercado) si se produjera algún problema importante de crecimiento o aumentara el riesgo de recesión. Históricamente, la renta fija ha registrado sus mejores resultados en periodos de recortes de tipos de interés, ya que el precio de los bonos aumenta a medida que cae el rendimiento. La rentabilidad media del índice Bloomberg US Aggregate ha superado con creces a los índices de efectivo en los periodos de recortes de tipos que se han producido entre septiembre de 1984 y septiembre de 2024.