Las expectativas de nuevas subidas de tipos de interés en Estados Unidos, la eurozona y el Reino Unido ya han quedado descartadas ante el creciente optimismo que apunta a que se ha alcanzado el nivel máximo de tipos y a que los bancos centrales de los mercados desarrollados comenzarán con los recortes en 2024. Los rendimientos alcanzaron su nivel máximo en octubre de 2023, cuando imperaba el discurso de que los tipos iban a mantenerse en niveles elevados durante más tiempo del previsto inicialmente, para caer con fuerza hacia finales de 2023, cuando los mercados de futuros comenzaron a descontar que los recortes de tipos se aprobarían antes y a un ritmo más rápido de lo esperado. El índice Bloomberg Global Aggregate Treasuries registró una rentabilidad del 8,1%, marcando así su mejor trimestre desde 2010.
24 de enero de 2024
La opinión de consenso es que podría producirse un aterrizaje suave de la economía con una desinflación continua, evitando al mismo tiempo un impacto económico excesivo. Las expectativas de recortes de tipos de interés en 2024 deberían favorecer a los activos relacionados con la duración. Se prevé que la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo (BCE) comiencen a recortar los tipos en marzo o abril, y que el Reino Unido siga su ejemplo en el segundo trimestre. Los mercados descuentan ya recortes de más de 100 puntos básicos en cada mercado a lo largo de 2024.
Nuestra principal convicción está en la exposición a los tipos de interés en Estados Unidos y el Reino Unido. La Reserva Federal ha sido históricamente el primer banco central de los mercados desarrollados en actuar, pero, en nuestra opinión, el BCE podría retrasar los recortes hasta tener indicios más sólidos de desaceleración del crecimiento salarial. Vemos oportunidades de valor en el Reino Unido en relación con el resto de Europa, gracias a su mayor sensibilidad a los tipos de interés y a unos rendimientos más atractivos. La exposición a la deuda pública japonesa reviste menos interés, ante la previsible normalización de la política del Banco de Japón.
También favorecemos las posiciones orientadas al aumento de la pendiente de la curva de tipos, ya que la recesión continúa siendo una posibilidad ante el alcance de las subidas de tipos y el hecho de que aún tengamos que asistir a la materialización del impacto de dichas subidas. Ante el fuerte consenso que respalda el escenario de aterrizaje suave de la economía y los recortes ya descontados por el mercado, nuestra estrategia consiste en combinar un ligero aumento de la exposición a la duración con posiciones orientadas al aumento de la pendiente de la curva. Dicho posicionamiento debería contribuir a mitigar el riesgo de invertir de manera exclusiva en un resultado binario de aterrizaje brusco frente a aterrizaje suave.
Nuestras perspectivas de divisas están equilibradas. La disminución de los tipos estadounidenses reduciría el diferencial de tipos reales frente a otras divisas, aunque este efecto se vería contrarrestado por el riesgo bajista de ralentización de la economía mundial, que debería favorecer al dólar. Vemos oportunidades de valor en el yen japonés, ya que se prevé que el Banco de Japón abandone en 2024 la orientación ultraexpansiva de su política monetaria.