Si el déficit presupuestario estadounidense sigue aumentando, ¿llegará finalmente a su fin el periodo alcista del dólar? Eso es lo que se preguntan muchos inversores, que comienzan a mostrar su preocupación por la posibilidad de que el aumento del gasto fiscal provoque la reducción de la demanda de títulos del Tesoro estadounidense entre los inversores extranjeros, lo que podría provocar la caída del dólar.
No obstante, no parece probable que vayamos a enfrentarnos a una crisis de esta naturaleza, sobre todo porque la balanza por cuenta corriente de Estados Unidos está equilibrada, en relación con los datos históricos.
El endeudamiento público debe ser financiado o por el sector privado estadounidense o por los inversores internacionales en deuda pública, lo que provoca un déficit por cuenta corriente en Estados Unidos. Si bien en el pasado eran los inversores no estadounidenses los que financiaban una parte importante del endeudamiento, la composición de la base inversora de los títulos del Tesoro ha ido evolucionando en los últimos veinte años y, en la actualidad, la mayoría del déficit es financiado por el ahorro nacional.
No cabe duda de que un gasto fiscal excesivo podría crear problemas y favorecer un aumento de los tipos de interés en Estados Unidos. Sin embargo, en mi opinión, aun en el supuesto de caída del mercado de títulos del Tesoro, el dólar podría salir relativamente ileso.
El ahora nacional también ha aumentado en Estados Unidos
El déficit presupuestario federal de Estados Unidos se sitúa actualmente en torno al 8% del producto interior bruto (PIB). Desde 1960 hasta la crisis financiera mundial, el déficit se situó de media alrededor del 5% del PIB. Desde 2007 ha estado más próximo al 6%, lo que se ha debido, en parte, al aumento del gasto público en respuesta a la crisis financiera mundial y la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, a medida que el déficit presupuestario ha ido aumentando, también lo ha hecho el nivel de ahorro del sector privado estadounidense. Antes de la crisis financiera mundial, cuando tanto el gobierno como el sector privado de Estados Unidos se estaban endeudando mucho, había un déficit de ahorro privado. Sin embargo, en los últimos años el nivel de ahorro ha aumentado hasta alcanzar un superávit de casi el 5% del PIB. Esta situación contrasta con el periodo comprendido entre los años 2003 y 2006, cuando el nivel de endeudamiento del gobierno y del sector privado en Estados Unidos era muy elevado.
El déficit actual de la balanza por cuenta corriente estadounidense alcanzó un nivel máximo del 6% en 2006, pero desde entonces se ha ido reduciendo y a principios de 2024 se situaba en torno al 3% del PIB. No es un nivel elevado en términos históricos.