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Relocalización de las cadenas de suministro: ¿qué consecuencias tiene para los inversores?
Julian Abdey
Gestora de renta variable
Rob Lovelace
Gestor de renta variable
Winnie Kwan
Gestora de renta variable

De todas las lecciones que hemos aprendido durante la pandemia (hay que lavarse bien las manos, debemos evitar los ascensores con mucha gente, el trabajo desde casa puede ser productivo), quizás la más importante para las empresas resulte ahora obvia vista en retrospectiva: fue un error confiar en eslabones independientes de la cadena de suministro mundial.


Durante la crisis del COVID-19 se rompieron los principales componentes de la cadena de suministro, lo que provocó escasez de todo tipo de productos, desde los equipos y suministros médicos a los muebles y las piezas de automóviles. El contexto geopolítico también entró en escena, ya que las tensiones entre Estados Unidos y China y la invasión de Ucrania por parte de Rusia pusieron de manifiesto los riesgos de depender demasiado de un único país para el suministro de productos críticos, como la energía, los alimentos o los chips informáticos.


«La rápida expansión de la globalización registrada en las últimas décadas hizo que las compañías trasladaran sus operaciones de producción a los países más baratos y eficientes», afirma el gestor Julian Abdey.


«Esta situación resultó enormemente favorable para las cifras de beneficios de las compañías y para los precios al consumo», continúa. «Sin embargo, más recientemente, hemos podido comprobar que puede provocar verdaderos problemas en caso de interrupción de las cadenas de suministro. Por ejemplo, Europa se ha dado cuenta de que dependía demasiado de Rusia para el suministro de gas natural. Y creo que ocurre lo mismo con otros productos, como los chips informáticos. El mundo depende de manera excesiva de Asia, y de Taiwán en particular, para el suministro de semiconductores».


La relocalización sustituye a la deslocalización


Volvamos a 2023. Muchas compañías, en muchos casos impulsadas por las cuantiosas ayudas del gobierno, están tomando medidas para diversificar sus cadenas de suministro, priorizando la fiabilidad y la solidez frente al coste y la eficiencia. Este movimiento implica la relocalización de parte de la producción al país de domicilio y el traslado de otra parte a otros países.


Esta tendencia nos hace preguntarnos si el mundo está entrando en un periodo de «desglobalización». Sin embargo, si nos fijamos en la actividad comercial de los últimos años, este nuevo rumbo parece más bien una medida de ajuste de las cadenas globales de suministro, que se ha visto parcialmente interrumpida por la pandemia y la crisis financiera de 2007-2009.


La globalización continúa avanzando, pero a otro ritmo

Fuente: Capital Group, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Banco Mundial. El comercio internacional se calcula como la suma de exportaciones e importaciones de bienes y servicios, y se representa como un porcentaje del producto interior bruto mundial. Información comercial correspondiente a 2021.

«Cuando hablamos con las empresas y analizamos los datos, no vemos lo que yo llamaría una desglobalización», afirma el gesto Rob Lovelace. «Yo hablaría más bien de una reconfiguración de las cadenas globales de suministro. Y no creo que esto sea tan grave si tenemos en cuenta el rápido crecimiento del comercio digital, cuya evolución resulta más difícil de medir con los indicadores tradicionales, en comparación con el comercio físico».


De hecho, muchas compañías parecen estar ampliando su enfoque global con el fin de aumentar el nivel de excedente en las cadenas de suministro. Uno de los mayores ejemplos es Taiwan Semiconductor Manufacturing, o TSMC, la mayor fundición de semiconductores del mundo. Con el fin de ampliar su alcance global, TSMC está construyendo nuevas fábricas en Arizona y Japón. Los semiconductores se han convertido en una cuestión tan importante, dado su uso en el sector de defensa, que el gobierno estadounidense ha impuesto fuertes restricciones sobre dónde y cómo pueden exportarse.


Podemos encontrar otros ejemplos en el sector tecnológico y otros ámbitos. El pasado mes de septiembre Apple anunció que comenzaría a producir el iPhone 14 en la India, lo que vendría a sumarse a sus instalaciones de fabricación en China, la República Checa y Corea del Sur, entre otros países. En el sector automovilístico, Tesla amplió el año pasado sus centros de fabricación en Estados Unidos y China con la apertura de su primera fábrica en Europa, concretamente en Gruenheide (Alemania).


En el sector de la energía, la compañía ECV Holdings, con sede en Texas, ha anunciado su intención de construir una central eléctrica para parques industriales cerca de la ciudad vietnamita de Ho Chi Minh, que será abastecida fundamentalmente por gas natural licuado procedente de Estados Unidos. Por otro lado, la lista de compañías estadounidenses que están instalando nuevas fábricas en el país ha crecido mucho en los últimos años, lo que hace pensar en un renacimiento industrial en Estados Unidos. Algunos ejemplos son General Motors, Intel y US Steel. 


La estrategia China+1


En el marco de esta tendencia de diversificación de las cadenas de suministro, suele pensarse que China podría acabar siendo desplazada como la mayor base de fabricación del mundo. Por el contrario, muchas compañías están optando por aplicar la llamada «estrategia China+1», que les permite mantener sus operaciones en China e incorporar nuevas instalaciones en otros países, señala la gestora Winnie Kwan. Las inversiones que se realicen en China podrían ir dirigidas a atender principalmente al mercado nacional, añade la gestora, mientras que las inversiones adicionales en otros países se dirigirían al resto del mundo.


«Un interrogante fundamental es si la estrategia China+1 será escalable o no», señala Kwan. «¿Se puede abrir una nueva fábrica en la India o en México, por ejemplo, y ampliar la producción según se vaya necesitando? ¿Hay suficiente mano de obra y suministro eléctrico? ¿Hay infraestructura logística? ¿Puede la compañía gestionar esta mayor complejidad? Estas son las preguntas que me hago a la hora de evaluar la situación y buscar oportunidades de inversión. No todas las empresas van a hacerlo bien».


De hecho, el flujo de inversiones constituye un importante indicador para los inversores. Según la encuesta realizada en 2021 por AmCham Shanghai a las compañías extranjeras que desarrollan actividades en China, los principales destinos de las empresas que trasladan sus inversiones desde China son el Sudeste Asiático, México, la India y Estados Unidos. Sin embargo, solo 63 de las 338 compañías que participaron en la encuesta afirmaron tener la intención de hacerlo, lo que parece indicar que el proceso de relocalización podría ser más lento y meditado de lo que esperan algunos participantes del mercado.


«La transición completa podría llevar diez años», añade la gestora. «Pero no cabe duda de que el proceso ha comenzado, y creo que se convertirá en uno de los temas de inversión más importantes de la década de 2020».


El Sudeste Asiático podría verse favorecido por la reconfiguración de las cadenas globales de suministro

Fuente: informe China Business Report 2021 de AmCham Shanghai, publicado el 22 septiembre 2021. Datos basados en una encuesta realizada a 338 compañías extranjeras que desarrollan actividades en China. 63 de dichas compañías afirmaron estar trasladando sus inversiones desde China a otros destinos, como el Sudeste Asiático, México, la India y Estados Unidos, entre otros.

¿A quién favorece la relocalización?


Dada la magnitud del proceso, las consecuencias para la inversión abarcan numerosos sectores y geografías. A continuación, destacamos cuatro áreas que podrían beneficiarse del proceso de relocalización en los próximos años.


1. La India. Gracias a su proximidad a China, la cualificación de su mano de obra y el rápido crecimiento de una economía favorable a la actividad empresarial, la India podría ser el país mejor posicionado para beneficiarse de la diversificación de las cadenas de suministro. El gobierno indio ha tomado importantes medidas destinadas a impulsar la expansión de las operaciones de producción, especialmente en el ámbito de los smartphones, donde Apple trabaja ya en la fabricación del último modelo de iPhone con empresas como Foxconn. Se prevé una aceleración del sector manufacturero en los próximos diez años, lo que impulsaría el crecimiento de la economía india y favorecería también a otros sectores como el sector bancario, el de la energía y el de las telecomunicaciones.


«Podría decirse que la India está hoy mejor posicionada de lo que estaba China hace veinte años», señala Johnny Chann, analista de renta variable de Capital Group.


2. México. Al igual que ocurre en el caso de la India, la proximidad de México a una de las mayores economías del mundo lo convierte en una base atractiva para ampliar las operaciones de fabricación y logística. Muchas compañías estadounidenses acudieron al país en la década de 1990 tras la adopción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), proceso que se ha acelerado gracias a la renovación del acuerdo comercial, con la ratificación en 2020 del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (AEUMC).


Las exportaciones anuales de México a Estados Unidos han aumentado de forma notable en los últimos años. Aunque gran parte de dicho aumento se debe a la influencia de las compañías estadounidenses, la presencia de China también está aumentando en el país. Por ejemplo, Hisense Group, uno de los mayores fabricantes chinos de electrodomésticos, está construyendo actualmente un parque industrial en Monterrey por valor de 260 millones de dólares, destinado a la producción de frigoríficos, lavadoras y aparatos de aire acondicionado para el mercado estadounidense. En el sector automovilístico, BMW y Nissan han ampliado recientemente su capacidad al sur de la frontera.


3. Proveedores de automatización. Uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta la diversificación de la capacidad de fabricación en todo el mundo es la escasez crónica de mano de obra, sobre todo en las economías desarrolladas. Según el gestor Mark Casey, la automatización impulsada por la inteligencia artificial podría ofrecer una respuesta a este problema. Muchos países asiáticos están imponiendo la tendencia con unas elevadas tasas de automatización industrial, y se prevé que Estados Unidos y Europa sigan pronto su ejemplo. Ambas regiones tienen margen de crecimiento, lo que ofrece buenas perspectivas a las principales compañías del campo de la robótica, como la japonesa Keyence, la francesa Schneider Electric y la suiza ABB Ltd. Amazon también está desarrollando su propia tecnología impulsada por inteligencia artificial, añade Casey.


«Amazon ha presentado un nuevo brazo robótico llamado Sparrow que puede seleccionar más de 60 millones de productos diferentes y empaquetarlos en cajas para su envío, todo ello en cuestión de segundos», afirma Casey. «Hace siete años, los primeros robots de Amazon podían seleccionar solo un pequeño número de productos, en un proceso que llevaba un par de minutos. Creo que este tipo de tecnología está más cerca de lo que parece, y no me parece que las valoraciones de las grandes compañías estadounidenses o europeas lo reflejen».


La automatización, impulsada por robots inteligentes, está lista para despegar

Fuente: Capital Group, Federación Internacional de Robótica. Información a 2022.

4. Multinacionales. Tal y como afirma la gestora Jody Jonsson, y aunque pueda parecer contradictorio, las mismas multinacionales que más se beneficiaron del rápido ritmo de la globalización en el pasado podrían ser las que ahora están mejor posicionadas para enfrentarse a este nuevo entorno de reglobalización. Las compañías más grandes e importantes del mundo no lo son por casualidad. Suelen contar con la experiencia y los recursos necesarios para adaptarse mejor a la evolución de los patrones de comercio que las empresas más pequeñas que operan en un único mercado.


«En mi opinión, las multinacionales bien gestionadas mantendrán la naturaleza global de sus instalaciones de producción y sus bases de clientes, pero irán aumentando el nivel de excedente en sus operaciones nacionales», afirma Jonsson. «Yo lo llamo “multilocalización”, y consiste en devolver algunas partes de la cadena de suministro a Estados Unidos, mantener la externalización en otras partes de la cadena y construir nuevas instalaciones de producción en zonas estratégicas de todo el mundo».


«Si hemos aprendido algo de la crisis del covid es que las compañías deben diversificar sus cadenas de suministro», añade. «El proceso aún no ha terminado, pero está muy avanzado».



Julian Abdey es gestor de renta variable y cuenta con 28 años de experiencia en el sector (a 31 diciembre 2023). Está licenciado en Economía por la Universidad de Cambridge y tiene un MBA por Standford.

Rob Lovelace es vicepresidente de Capital Group, presidente de Capital Research and Management Company, y forma parte del Comité de Gestión de Capital Group. Tiene 34 años de experiencia en el sector de la inversión, todos con Capital. Es licenciado en geología por la Universidad de Princeton y cuenta con la titulación de Chartered Financial Analyst® (CFA).

Winnie Kwan es gestora de renta variable y cuenta con 24 años de experiencia en el sector. Tiene una licenciatura y un máster en Economía por la Universidad de Cambridge.


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